Monarquía, ciudad e individuo. Murcia,1588-1648
El desarrollo del presente trabajo parte del entendimiento de la historia como el conocimiento riguroso del pasado, mediante el que se pretende ponderar en una aproximación correcta las informaciones parciales del presente y buscar los medios de acción efectivos en la proyección temporal l. De esta ambición total y de esta suprema utilidad nace la belleza de la historia; pero también su máxima limitación, común por lo demás a todas las disciplinas que pretenden trabajar sobre la realidad percibida2. El problema procede de la imposible aprehensión perfecta de un mundo que sólo sería perceptible mediante un número infinito incontable de sensaciones. Por el contrario, el ser humano colectivo apenas cuenta, como mucho, con un número infinito contable de percepciones, que posteriormente son ordenadas en sentido fun-cional-restrictivo-comunicativo mediante conceptos, palabras y lenguajes. La aparición de una inadecuación básica entre el referido (realidad aprehensible) y el referente (discurso histórico), no justifica en absoluto la pretendidamente necesaria limitación de la historia a una colección de narraciones más o menos pintorescas, pero sin otro sentido que la descripción o la reco-pilación estéril.